miércoles, 18 de noviembre de 2015

Autor: Gabriela Mistral

Nació el 7 de Abril de 1889 en Vicuña, ciudad nortina situada en el cálido Valle del Elqui, "entre treinta cerros" como ella misma gustaba de recordar. Fue bautizada como Lucila de María Godoy Alcayaga. Su familia era de origen modesto, sus padres fueron un profesor, Juan Jerónimo Godoy Villanueva, y una modista, Petronila Alcayaga Rojas.

La influencia de su hermana resultó determinante en su decisión de dedicarse a la enseñanza, promoviendo un pensamiento pedagógico centrado en el desarrollo y la protección de los niños. Su carrera docente fue sumamente precoz, al comienzo fue un tema económico ya que Lucila Godoy venía de una familia pobre y debía trabajar para mantenerse. Ella misma contaría más tarde:
"Empecé a trabajar en una escuela de la aldea llamada Compañía Baja a los 14 años, como hija de gente pobre y con padre ausente y un poco desasido. Enseñaba yo a leer a alumnos que tenían desde cinco a diez años y a muchachones analfabetos que sobrepasaban en edad. A la directora no le caí bien. Parece que no tuve ni el carácter alegre y fácil, ni la fisonomía grata que gana a las gentes..."
Empinando los 15 años de edad, en 1904, ya había sido nombrada ayudante en la Escuela de La Compañía Baja, y en 1908 se desempeñó como maestra en la localidad de La Cantera. Su ingreso a la Escuela Normal de Preceptoras de La Serena se vio frustrado debido a la resistencia que despertaron algunos poemas suyos en círculos conservadores locales, que los calificaron como "paganos" y "socialistas". Años más tarde al ser hostigada por no tener el título de profesora Gabriela Mistral escribió: 
"No no tengo el título es cierto; mi pobreza no me permitió adquirirlo y este delito, que no es mío sino de la vida, me ha valido el que se me niegue, por algunos, la sal y el agua. Yo y otros conmigo pensamos que un título es una comprobación de cultura. Cuando esta comprobación se ha hecho de modo irredargüible, por 18 años de servicios y por una labor literaria pequeña pero efectiva, se puede pedir, sin que sea impudicia o abuso..."
Pero a pesar de las dificultades, su entusiasmo y la facilidad de comunicación con los estudiantes la caracterizarían como poseedora de un "don pedagógico" que quedaría para siempre ligada a su vocación poética. Son muchos los escritos de Gabriela Mistral acerca de la educación y la importancia de los libros. Su pensamiento pedagógico, recoge algo de de su experiencia en la sala de clases. Por ejemplo:

En relación a la motivación de los alumnos: "(...) El niño llega con gozo a nuestras manos, pero las lecciones sin espíritu y sin frescura que casi siempre recibe, van empañándole ese gozo y volviéndole el joven o la muchacha fatigados, llenos de desamor hacia el estudio que viene a ser lógico. (...) La juventud, esa agua viva, no puede amar al que tiene en la lengua viva la palabra muerta."
Respecto a la acción pedagógica es enfática: "Para corregir no hay que temer. El peor maestro es el maestro con miedo(...) Todo esfuerzo que no es sostenido se pierde (...) Nada más triste que el que la alumna compruebe que su clase equivale al texto (...)".
Y en relación a la vocación del profesor dirá: "El maestro verdadero tendrá siempre algo de artista; no podemos aceptar esa especie de jefe de faenas o de capataz de hacienda en que algunos quieren convertir al conductor de los espíritus".
Los progresos en la profesión docente corrieron paralelos al desarrollo de su producción poética. La prensa regional de La Serena (El Coquimbo), Ovalle y en Vicuña (La Voz del Elqui) difundió sus primeros escritos, entre los cuales se cuentan "El perdón de una víctima", "La muerte del poeta", "Las lágrimas de la huérfana", "Amor imposible" y "Horas sombrías", publicados entre agosto de 1904 y septiembre de 1910.

En 1908 sus trabajos fueron objeto de un primer estudio por parte de Luis Carlos Soto Ayala, quien recopiló en el volumen Literatura Coquimbana prosas como "Ensoñaciones", "Junto al Mar" y "Carta íntima". Durante su residencia en Coquimbito, Los Andes, compuso los famosos "Sonetos de la Muerte", obra por la que obtuvo en septiembre de 1914 la más alta distinción en los Juegos Florales de ese año. Las lecturas que en ese entonces fascinaban a la autora incluían a Montaigne, Amado Nervo, Lugones, Tagoe, Tolstoi, Máximo Gorki, Dostoievski, Rubén Darío y José María Vargas Vila.


En junio de 1922 viajó a México invitada por el Ministro de Educación mexicano, el poeta José Vasconcelos, con el fin de colaborar en la reforma educacional y la creación de bibliotecas populares en ese país. Fue también en este año que apareció en New York Desolación bajo el alero del Instituto de Las Españas, dirigido por el crítico literario español Federico de Onís. A partir de esta publicación Gabriela Mistral adquirió reconocimiento y prestigio internacional siendo considerada como una de las mayores promesas de la literatura latinoamericana. También marca el inicio de una serie de publicaciones de la poetisa nacional en tierras extranjeras. En México se edita Lecturas para Mujeres en 1923 y un año más tarde en España se publica Ternura.
Durante la década de 1930 Gabriela Mistral dictó numerosas conferencias y clases en Estados Unidos, Centro América y Europa. En 1932 inició su carrera consular en Génova, Italia, pero que finalmente no logró ejercer al declararse abiertamente en oposición al fascismo. Hacia 1938 retornó a América Latina coronando este regresó con la publicación de Tala, libro editado en Buenos Aires a instancia de su amiga Victoria Ocampo. Posteriormente regresó a Estados Unidos con el respaldo de la Unión Panamericana.
En el ámbito de su vida íntima, la poetisa vivió trágicos episodios. En 1942, mientras vivía en la ciudad de Petrópolis, Brasil, fue impactada por el suicidio de dos de sus amigos, Stefan Zweig y su esposa, ambos judíos que habían huido de la persecución nazi. Un año más tarde, en 1943, recibió un golpe aún más doloroso, cuando su hijo Juan Miguel, a quien apodaba con cariño maternal "Yin Yin", también decidió quitarse la vida. Convertida en una figura pública, sus relaciones personales despertaron una curiosidad que aún no se extingue, particularmente en lo que concierne al vínculo con sus asistentes Laura Rodig, Palma Guillén y Doris Dana.

En 1945 la Academia Sueca galardonó finalmente a Gabriela Mistral con el Premio Nobel de Literatura, premio que recibió el 10 de diciembre de aquel año. Años después de este reconocimiento de carácter universal en Chile se le otorgó el Premio Nacional de Literatura en 1951. Galardón que viene coronado a nivel nacional en 1954 con Lagar, que corresponde al primer libro de toda su producción publicado en Chile antes que en el extranjero.

El 10 de enero de 1957, luego de padecer y luchar largamente con un cáncer al páncreas, Gabriela Mistral falleció en el Hospital de Hemsptead, en Nueva York. De manera póstuma aparecieron libros que reunieron parte de sus prosas, rondas, cantos, oraciones y poemas, como Motivos de San Francisco en 1965, Poema de Chile en 1967 y Lagar II, entre otros. El Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional de Chile conserva actualmente el más importante fondo documental dedicado a su legado, compuesto por 563 piezas, que incluyen manuscritos, epistolarios, fotografías y otros documentos privados. (Memoriachilena)

Contexto de producción de la obra de Gabriela Mistral


Su obra se inscribe en la segunda transformación de la modernidad latinoamericana, comprendida entre 1920 y 1950 (Rojo, 1997), época en que emergieron nuevos sujetos e identidades culturales que configuraron discursos alternativos a los oficiales (Salomone, 2004).


Sin considerarse feminista, en su obra más política Mistral se refirió a las luchas de sus pares intelectuales por el reconocimiento en la sociedad moderna y aportó una mirada crítica a las discusiones vigentes.

Por ejemplo, cuestionó la celebración del ingreso al mundo laboral, pues la realidad de las mujeres de sectorespopulares quedó fuera de los planteamientos feministas.

Según Gabriela Mistral, las mujeres más pobres trabajaban desde pequeñas en condiciones cuestionables, en lugares alejados de las grandes ciudades. Para la poeta, estas experiencias fueron invisibilizadas por el feminismo de su época, por lo que éste no podía ser considerado un movimiento integrador.


"Antes de los feminismos de asambleas y de reformas legales. Cincuenta años antes, nosotros hemos tenido allá (en el Valle del Elqui), en unos tajos de la Cordillera, el trabajo de la mujer hecho costumbre. He visto de niña regar a las mujeres a la medianoche, en nuestras lunas claras, la viña y el huerto frutal; la he visto hacer totalmente la vendimia; he trabajado con ellas en la llamada "pela del durazno", con anterioridad a la máquina deshuesadora" (Mistral, 1957: 296). MGmistral





Obras

Desolación de Gabriela Mistral

"Bendita mi lengua sea", diario íntimo de Gabriela Mistral editado por Jaime Quezada

Motivos de San Francisco por Gabriela Mistral

Lagar II por Gabriela Mistral


Poema de Chile por Gabriela Mistral


Complementarios

Gabriela Mistral edición especial por Gazarian et. Al

Lucila Gabriela: La voz de la Maestra por Orellana y Zegers

El legado literario de Gabriela Mistral por Zegers

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